martes, 7 de octubre de 2008

...CATASTROFE NATURAL...

EL VESUBIO: En el siglo I a. C., Pompeya era sólo una de las numerosas ciudades localizadas alrededor de la base del Monte Vesubio. El área tenía una considerable población que se hizo próspera por la famosa fertilidad de la región. De las muchas localidades vecinas de Pompeya, la más conocida fue Herculano, ambas sufrieron daños o la destrucción total durante la erupción del 24 de agosto del año 79 d. C. que duró cerca de 19 horas, liberando en ese tiempo el volcán cerca de 4 km3 de ceniza y roca sobre una extensa área del sur y sureste del cráter, con cerca de 3 m. de tefra cayendo sobre Pompeya. Pompeya, habitada por unas 20.000 personas y Herculano quedaron reducidas a cenizas; a día de hoy pueden verse los moldes que los arqueólogos han hecho de los cuerpos petrificados de los fallecidos, así como de animales, que nos trasladan de una manera muy gráfica a la agonía que sufrió la población. Pompeya es hoy una ciudad fantasmagórica de una belleza sin parangón, los frescos, las entradas a las villas o el foro representan lo que fue, una ciudad de ricos aristócratas que perecieron bajo el efecto devastador del volcán. Yo creo que en esa época no se podía haber evitado la gran catástrofe, ya que desconocían la existencia de los volcanes, para cuando se dieron cuenta del peligro que corrían, después de la caída de “la piedra pómez” ya era demasiado tarde, muy pocos consiguieron escapar del GRAN VESUBIO.

2 comentarios:

Eva dijo...

No tenías que poner solo la noticia sino las consecuencias del desastre y qué puede hacer la ciencia para remediarlo.
¿Crees que algún día tendremos los medios suficientes para predecir con exactitud este tipo de catástrofes y poder evitar por lo menos las víctimas humanas?

Paula dijo...

Las consecuencias del desastre fueron muy graves tanto en víctimas humanas como en daños materiales, con la práctica destrucción total de las ciudades de Pompeya y Herculano.
Creo que si se favorece la investigación con más medios y con mayores presupuestos, quizás algún día los científicos puedan diseñar aparatos más novedosos que midan la actividad de los volcanes y permitan con cierto margen de tiempo al menos evacuar a la población de las zonas en peligro.